Una persona acusada de maltrato infantil en los Estados Unidos enfrenta un abanico de posibles sanciones y penas, en función de varios factores, incluyendo:
Los casos de abuso sexual infantil y negligencia infantil pueden ser difíciles para todos los involucrados, constituyendo esta una de las razones por la que muchos casos no son reportados.
Además, si se le añade el hecho de que el abuso de menores puede llegar a tener una gran cobertura mediática y acarrear un estigma social, muchas familias evitan reportar el caso de maltrato infantil e intentan lidiar con los problemas por su cuenta.
En los EE. UU., el abuso infantil puede condenarse como un delito grave (“felony” en inglés) o menor en función de las circunstancias.
Los casos más graves de abuso infantil pueden implicar penas perpetuas, mientras que los casos menos graves no tendrán penas de prisión.
Los castigos generalmente serán más graves si el delincuente tiene antecedentes penales de abuso infantil y se reducen en gran medida si no hay antecedentes previos.
Además de penas de cárcel, las consecuencias por haber cometido abuso infantil pueden incluir:
Las personas que no denuncian el abuso infantil o el abandono de niños pueden enfrentar penas y consecuencias en estados con leyes de denuncia obligatoria. En esos estados, si una persona con el mandato de reportar esos abusos tiene un motivo para sospechar que alguien está abusando de un niño, debe denunciarlo mediante una línea directa o un organismo policial.
La falta de denuncia oportuna en dichos casos se considera un delito menor y podría resultar en multas, penas de prisión o ambas.
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