Las fibras de asbesto son perjudiciales para los seres humanos si se inhalan. Cuando una persona respira, las pequeñas fibras permanecen en los pulmones y causan la formación de cicatrices en las paredes de los alvéolos (pequeños sacos de aire, donde se intercambian el oxígeno y el dióxido de carbono). La cantidad de oxígeno que está disponible para el cuerpo se reduce por la exposición al asbesto y se agrava a través de repetidos encuentros con ACM.
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