Un contrato de arrendamiento por escrito hace que los términos del mismo sean claros para ambas partes, mientras que en un arrendamiento verbal al presentarse futuras disputas, éstas pueden ser difíciles de resolver debido a la incertidumbre de sus términos. Un arrendamiento por escrito usualmentes fija la duración del arrendamiento, el monto de la renta y otros términos que el inquilino y el arrendador hayan convenido.
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