Los crímenes de odio implican un perjuicio hacia los conceptos y puntos de vista que son diferentes para otro individuo, este tipo de crimen no es nuevo, pero es uno de los que va en aumento cada año.
Los crímenes de odio son muy graves, porque no solo afectan a las víctimas sino también a la sociedad. Cuando ocurre un crimen de rencor hay otros que se identifican con el acto y asumen cierta simpatía, favoreciendo la aceptación y la réplica. Por eso existen leyes contra los crímenes de odio.
Se estima que 250 mil crímenes de odio (en inglés) ocurrieron anualmente entre 2004 y 2015, y 54% de ellos no fueron reportados a las autoridades, o fueron señalados dentro de otras categorías.
Entre 2011 y 2015, 1.3 de cada 1 000 hispanos fueron víctimas de crímenes violentos de odio; 0.7 de cada 1 000 personas blancas (no hispanas), y 1 de cada 1 000 afroamericanos vivieron la misma experiencia violenta.
Por lo general, los crímenes de odio por perjuicios raciales son los más comunes (48%).
El Departamento de Justicia de los Estados Unidos (en inglés) explica que una violación de este tipo requiere que haya dos componentes “odio” y “crimen”.
En la Constitución de los EE. UU. están las bases que protegen a los individuos de los crímenes de odio.
Estas normas buscan orientar a la sociedad hacia un marco de tolerancia general, y son el fundamento para otro grupo de leyes que regulan los crímenes de odio.
El gobierno de los EE. UU. en los últimos años se ha tomado muy en serio el seguimiento a los crímenes de odio y ha promulgado varias leyes, y diversas agencias trabajan en conjunto para controlar este tipo de crimen. Algunos de los estatutos legales más importantes son:
La mayoría de los crímenes de odio son cometidos para atacar a una raza, etnia, religión o vinculados al género. Existen muchas razones por la cuales un individuo efectúa un crimen asociado con odio. Los cuatro motivos más comunes son:
Los crímenes de odio casi no se reportan, pero es muy importante hacerlo para que el gobierno pueda diseñar políticas y leyes que los controlen.
De hecho, los números y las estadísticas de los crímenes de odio son tan relevantes en los EE. UU. que en 1990 se creó la Ley de Estadísticas de Crímenes de Odio (en inglés), con la finalidad de suministrar datos sobre el comportamiento de los abusadores y asistir a las autoridades para hacer más eficiente su trabajo.
Si piensa que es víctima de un crimen de odio o está en presencia de uno puede hacer lo siguiente:
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