¿Qué evidencia necesitas para obtener una orden de protección o restricción?

Traducido por Mariana Petersen, LLB | Revisado por Jonathan Calvopina, MBA | Última actualización 10 de julio de 2024

Las órdenes de alejamiento y protección existen para mantener a salvo a las personas. Pueden proporcionarte un nivel de seguridad si temes que alguien pueda hacerte daño. Pero antes de que un tribunal restrinja la libertad de tu agresor, te exigirá que demuestres con pruebas las alegaciones de tu cuidadosa y minuciosa petición.

Si necesitas una orden de alejamiento, has venido al lugar adecuado. Si aún no lo has hecho, te recomendamos leer nuestros artículos referidos a órdenes de protección, restricción o alejamiento. Aquí te explicamos con más detalle lo que tienes que demostrar y las pruebas que tendrás que reunir para ganar tu caso.

¿Qué necesitas demostrar para obtener la orden?

Los elementos específicos que necesitas probar para obtener una orden de restricción o protección varían de un estado a otro, pero en general, necesitas probar:

  • Uno o varios casos concretos de acoso o abuso (como una agresión sexual por parte de la pareja).
  • La amenaza de nuevos abusos o acoso.

En algunos estados, también debes demostrar que:

  • Mantienes una relación cualificada con el demandado (por ejemplo, pareja actual o anterior, etc.).
  • Tienes un temor razonable de violencia física inminente.

Al preparar tu petición, debes tener cuidado de alegar hechos concretos. Por ejemplo, en lugar de alegar que “me maltrató repetidamente”, debes decir: “en tal fecha, en tal lugar, delante de tal o cual testigo, me golpeó en la cara y amenazó con matarme”. Algo con ese nivel de detalle.

También hay que ser exhaustivo. Si no incluyes una alegación específica en tu petición, es probable que el tribunal no la tenga en cuenta en la audiencia.

Puede parecer complicado, pero no lo es tanto. La mayoría de los tribunales tienen un formulario que puede llenar. Así te aseguras de cumplir los requisitos legales (por ejemplo, tu información de contacto, la información de contacto del demandado, la identidad de los hijos que tengan en común, etc.) al tiempo que te da la oportunidad de contar tu historia.

Aunque es posible que puedas llenar el formulario por tu cuenta, puede que te convenga consultar con un abogado especializado en derecho de familia o en violencia doméstica. No te cobrarán demasiado, si es que lo hacen, por la consulta inicial. Y en muchos casos, es mucho lo que está en juego: no puedes permitirte perder.

¿Qué pruebas necesitas para demostrar tu caso?

Pasemos ahora a cómo probar las alegaciones de tu petición. Tienes que presentar pruebas que el tribunal acepte. Las pruebas pueden ser directas o circunstanciales. Las pruebas directas son aquellas que demuestran un hecho directamente. Por ejemplo, puedes llamar a un testigo que vio al demandado golpearte. Su testimonio ocular tiende a probar el caso concreto de daño.

Las pruebas circunstanciales son algo diferentes. Estas pueden ser tan persuasivas como las pruebas directas y requieren que hagas una inferencia para concluir que existe un hecho. Por ejemplo, si entras en una habitación y ves un cadáver en el suelo y al demandado de pie junto a él sosteniendo una pistola humeante, podrías deducir que el demandado fue quien apretó el gatillo y disparó a la víctima. Los casos de órdenes de alejamiento suelen implicar una mezcla de pruebas directas y circunstanciales, y una prueba (como, por ejemplo, un informe policial) puede tender a establecer múltiples elementos.

En la mayoría de los estados, la carga de la prueba consiste en demostrar estos elementos por preponderancia de las pruebas, lo que significa esencialmente que es más probable que sean ciertos y no falsos. En algunos estados, tienes que demostrar con pruebas claras y convincentes, una norma más estricta, que los elementos existen.

Probar el daño

Demostrar casos concretos de perjuicio es bastante sencillo. Puedes demostrar el daño mediante:

  • Tu testimonio de que el demandado te hizo daño
  • El testimonio de cualquier testigo, como un familiar, que haya visto al demandado hacerte daño
  • Un informe policial que documente los daños físicos sufridos
  • Historiales médicos que reflejen el tratamiento por los daños sufridos
  • Fotos de las lesiones causadas por el demandado
  • Prueba de la amenaza de daños

Demostrar la amenaza de daño suele ser aún más fácil. Si el demandado te amenazó verbalmente, puedes testificar sobre ello o dejar que el tribunal escuche los mensajes de voz amenazadores. Si fue tan tonto como para amenazarte por escrito, puedes entregar al tribunal una copia de la comunicación (por ejemplo, mensajes de texto, correos electrónicos, mensajes directos, publicaciones en redes sociales, etc.). Nada es tan poderoso como mostrar al juez las palabras reales que el demandado utilizó para amenazarte.

Prueba del miedo razonable a un daño inminente

En los estados que exigen la prueba del miedo, tu testimonio de que tienes miedo puede ser todo lo que necesites. Sin embargo, las pruebas circunstanciales pueden ser útiles en este caso. Podrías testificar sobre las medidas que tomaste para mantenerte a salvo, como evitar determinados lugares, cambiar las cerraduras de la puerta, etc.

Además, un informe policial demostrará que tenías miedo suficiente para llamar a la policía y que tus preocupaciones eran razonables (de lo contrario, la policía no te habría tomado lo suficientemente en serio como para redactar un informe). Los testimonios y documentos que acrediten que sentiste miedo te permitirán establecer este elemento.

Considera la posibilidad de consultar a un abogado

Aunque estas sugerencias deberían ayudarte a dar los pasos básicos, recuerda que no tienes por qué recorrer este proceso sin ayuda.

Puedes obtener asesoramiento legal de un abogado especializado en derecho de familia o en violencia doméstica sobre cómo redactar tu petición. Si es necesario, pueden representarte ante el tribunal. Dado lo que está en juego, merece la pena consultar a un abogado. Tu seguridad es la mayor prioridad en estas difíciles circunstancias.

Escrito por: Steven Ellison, Esq.

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